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Nicaragua: Sandinismo histórico del FSLN.


(Prontuario para los que me preguntan que es el  Sandinismo histórico (SH)

El intento derrotado de golpe de Estado de abril del año pasado solo dejó tragedia, luto, dolor y daños al país y sus habitantes. Daños directos y colaterales que sufriremos por muchos años, sin embargo, también dejo lecciones importantes de las cuales los nicaragüenses y especialmente nosotros los sandinistas debemos aprender. 

Entre las más importantes están que los enemigos nunca duermen, siempre están conspirando, urdiendo en el silencio su golpe artero y también nos enseñó (por el camino más duro y doloroso) el valor de estar en todo momento unidos y que el valor de los grandes hombres, los más fieles se manifiesta en los momentos más aciagos para la patria.

En el paroxismo de la orgía de violencia desatada por el MRS, la oligarquía y sus patrones extranjeros, un diabólico “monseñor” (Silvio Baez) (hoy ya casi olvidado) calificaba a un grupo de vándalos como “la reserva moral” de Nicaragua. Pero la realidad de los acontecimientos mostró al mundo a la verdadera reserva revolucionaria, patriota y heroica del país: 

El Sandinismo Histórico, los militantes y simpatizantes, hombres y mujeres, viejos y jóvenes del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Pero, ¿De dónde salieron esos cientos de miles de hombres y mujeres que liderados por su amado Comandante y su Partido que en cuestión de semanas restableció el orden y ayudó a encarrilar otra vez al país? 

Ellos siempre estuvieron ahí.

La historia del FSLN ya cuenta con más de medio siglo. El reducidísimo núcleo fundador (casi todos llegados de experiencias organizativas distintas como el Partido socialista, Partido conservador y organizaciones sindicales) luego de intentar, con el método de prueba y error, la creación de agrupaciones patrióticas apertrechadas nada más que con su profundo amor a Nicaragua y su entusiasmo juvenil, fueron convencidos por el gran hallazgo de Carlos Fonseca, que desde entonces se convertiría en su líder y jefe de la Revolución.

¿En qué consistía este descubrimiento al que el Comandante Carlos calificaría de vital e histórico? 

En resumen, en que la lucha patriótica y anti-intervencionista del General A.C. Sandino era el camino a seguir por las nuevas generaciones de luchadores sociales, anti dictatoriales y antiimperialistas de Nicaragua. La nueva organización revolucionaria debería de llamarse “sandinista”, se debería de abandonar la vieja y derrotada practica invasionista y de golpes de mano que tantos muertos y cárcel inútil había traído a la aguerrida juventud antisomosista de los años cincuenta. 

Y así nació el FSLN. Una organización revolucionaria ideológicamente cercana a los postulados de los grandes pensadores marxistas, táctica y estratégicamente influenciada por la Revolución triunfante de Cuba y el movimiento revolucionario internacional, pero que buscaba las raíces de su lucha y las particularidades éticas, morales y políticas en la propia historia de Nicaragua.

Me atrevo a decir (que además del grupo fundacional) hubo tres “camadas” de sandinistas (por no decir “generaciones” pues es un término más rígido y determinista, históricamente hablando), atendiendo no diferencias ideológicas o políticas, pues en estos campos el Frente Sandinista siempre ha sido rotundamente homogéneo, sino por la extracción social predominante en sus filas, que de alguna manera condicionaron los cambios de estrategias y planteamientos tácticos de lucha. Algunos opinan que fue al revés.

La primer camada, que viene desde el propio arranque de la lucha, hasta la heroica caída del Comandante Julio Buitrago en 1969, fue marcada profundamente por la integración a ella de jóvenes universitarios e intelectuales y permeada un poco por combatientes de origen campesino, sobre todo en los escenarios de la lucha en la montaña. En esta etapa el liderazgo es mayoritariamente de los primeros.

Es importante señalar que el CUUN de la Universidad Nacional Autónoma de León, jugó un enorme rol en la captación de jóvenes comprometidos que llegarían a ser cuadros invaluables de la Revolución, así como las ciudades de Matagalpa y Estelí, de donde se proyecta un nutrido grupo de jóvenes que igualmente alcanzaran, más tarde, ribetes míticos y serán los grandes referentes para la próxima camada de revolucionarios sandinistas.

El martirio del Comandante Julio Buitrago en las cercanías de las Delicias Del Volga es un verdadero parte- aguas en la historia del FSLN. 

Esta acción, aunque dolorosa, sirve de balcón propagandístico a una organización que, hasta esa fecha, era percibida por parte de la población informada como un grupo de jóvenes idealistas recutidos en el fondo de las montañas del Norte del país y sin ningún chance de victoria frente a la Dictadura somocista.

 Esa acción (de amplia cobertura televisiva y radial) y la heroica caída en combate del guerrillero-poeta Leonel Rugama, Roger Núñez y Mauricio Hernández, un año después, cerca del mercado periférico también de Managua, hacen que la lucha del Frente Sandinista sea visibilizada y alcance total repercusión en los medios periodísticos nacionales e internacionales.

Y lo más importante: Estas acciones involucran al país en la lucha sandinista, dándole un chance de vida a los prisioneros y acercan a más jóvenes, esta vez, de los sectores estudiantiles de secundaria, obreros, trabajadores de todos los estratos económicos, grupos organizados, habitantes de los barrios, etc., a sumarse paulatinamente a la lucha ( huelgas y marchas por la libertad de presos políticos sandinistas, apoyo de retaguardia y logística , casas de seguridad y todo tipo de colaboración) y que otras grandes ciudades como Managua se conviertan en campo fértil para el reclutamiento de más jóvenes a la lucha guerrillera.

La segunda camada arranca en el setenta y me aventuro a decir que termina con la muerte del Comandante Carlos Fonseca. Este periodo es crucial en la historia del FSLN, a pesar del brillante y exitoso asalto a la casa de Chema Castillo, fue signado por la división (por asuntos conceptuales y tácticos y por qué no decirlo, por ambiciones de liderazgo de algunos compañeros en posiciones de mando) y lo más triste, el asesinato, la muerte en combate o la captura de dirigentes, valiosísimos cuadros intermedios y guerrilleros de la Revolución. 

Si Pancasan, en el sesenta y siete, mostró que la guerrilla en las montañas ofrecía más desventajas que ventajas a la lucha armada revolucionaria sandinista, este periodo trajo al convencimiento a muchos líderes sandinistas que más que “enterrar en la montaña el corazón del enemigo”, el aislamiento y la inacción (con esporádicos emboscadas y tomas de pocas horas de poblaciones rurales) estaba pasando factura al movimiento guerrillero y en la montaña lo que estaba siendo enterrado eran los preciosos corazones de los heroicos combatientes rojinegros.

A pesar del crecimiento numérico del Frente Sandinista y su dominio del arte de la lucha guerrillera logrado a través de años de organización y combate, los problemas llegaron desde el seno mismo, al no haber podido resolver las pequeñas contradicciones que con el tiempo se tornaron en profundas fisuras y amenazaron con destruir a todo la Organización.

Afortunadamente, la tercera camada y la enorme experiencia acumulada durante casi veinte años de lucha y unidad logro, poco a poco, en la acción misma ir restañando heridas, enfilándose hacia las grandes epopeyas insurreccionales que arrancan en el setenta y siete, toman auge en Octubre del setenta y ocho y dando al traste con la Dictadura militar somocista y haciendo triunfar la Revolución Popular Sandinista en Julio de mil novecientos setenta y nueve.

En esta camada se cuentan también combatientes y colaboradores provenientes de las capas altas de la Sociedad nicaragüense y combatientes internacionalista llegados de varios países de América Latina. Sucintamente, esta es la historia del FSLN, la Historia del Sandinismo Histórico.

El Sandinismo Histórico “clásico” termina el 19 de Julio del setenta y nueve. Sin embargo, con el triunfo de la Revolución, inicia una etapa nueva para el sandinismo en el poder y con ello una nueva forma de participación del SH y de una nueva camada, que durante toda una década (hasta el terrible punto de quiebre que significó la perdida electoral del 90) jugó un rol fundamental apuntalando las grandes tareas del gobierno revolucionario.

Una cosa fue la lucha guerrillera e insurreccional por derrocar a la Dictadura somocista que todos los nicaragüenses odiaban y que concertaba opinión favorable en el exterior hacia el pueblo combatiente y otra asumir la enorme e inédita tarea de construir una Sociedad más justa e incluyente, gobernar un país, garantizando el correcto funcionamiento de todos sus partes, satisfaciendo las necesidades corrientes de los ciudadanos y además, enfrentar una guerra cruel contra un ejército contrarrevolucionario, financiado y dirigido por el país más poderoso del mundo y de ipegüe, hacerle frente al bloqueo económico inicuo ejecutado por los gringos. 

En estas circunstancias el sandinismo, la militancia comprometida y valiente dijo presente. Ya no era combatir a la guardia, darle refugio y apoyo a los combatientes, curar a los heridos, servir de mensajeros, vigilar los movimientos de la guardia, detectar a los orejas, entregar sus pistolas y armas de cacería al combatiente, transportarlo, construir barricadas y combatir a la guardia…

Ahora en los ochenta la cosa era peor, más dura (aunque los puristas digan que todo pasado fue más difícil), pues además de vivir tu vida y tratar de alimentar a tu familia, tenías que alfabetizar, cortar caña o café, trabajar con poca paga en la fábrica, la oficina o el campo, estudiar, cuidar tu barrio y…Combatir a la “contra”. Se me olvidaba: Y tratar de seguir los pasos del Hombre Nuevo del Che y del Comandante David Tejada.

El Sandinismo en esta etapa se nutrió de una nueva generación de jóvenes que pasaron a integrar el Ejército popular sandinista, las direcciones del Ministerio del Interior, los batallones de Reserva, Milicias, el Servicio militar obligatorio, los Batallones y otras estructuras de combate a la contrarrevolución, sin olvidarnos de los Batallones de producción y el Ejército popular de Alfabetización.

El noventa fue para el sandinismo una tragedia múltiple. Perdimos el gobierno, quedamos vulnerables frente al revanchismo de la oligarquía y los retos de la vida en el consumismo capitalista y lo peor: Perdimos la revolución que tanto costó a tantas camadas de sandinistas, que tanta sangre, dolor y sacrificio exigió de nuestro pueblo. 

Pero no agachamos la cabeza. Nos mantuvimos firmes junto a nuestro Partido y nuestro Comandante Daniel. Sufrimos, pero luchando y con nuestro sudor y trabajo acercando el día de una nueva redención revolucionaria. 

No todos sufrimos parejo en los años neoliberales, es cierto (algunos ni sufrieron, peor aún, se volvieron burgueses, se afrentaron del SH que para ellos era anacrónico, pieza de museo), pero la mística que nos heredó el Comandante Carlos nos sacó adelante.

 Nos olvidamos de los traidores, de los que regresaron a su clase social y se fueron a por un “doctorado” a Yale y Harvard, de los que cómodamente se fueron a hacer "casa aparte", se hicieron “críticos”, tomaron distancias, nos dijeron levantando sus pulcras manitas: “Adiós muchachos”, como quien deja un mal matrimonio o abandona a un recién nacido en el dintel de una puerta desconocida. 

Pero el SH no se rajó, aguantó de pie, rechinando los dientes, comiendo salteado, “vendiendo fritanga”, como diría mi mama, pero sin perder la dignidad ni la fidelidad.

Nos cachimbearon y robaron varias elecciones, pero nunca dejamos solos a nuestro Comandante, pues él nunca nos abandonó. 

Y al fin, les ganamos en su terreno, jugando con las cartas sucias de su Democracia de mentiras. ¡Les dimos hasta por debajo de la lengua! Pero no humillamos a nuestros enemigos y adversarios, antes bien, los llamamos al abrazo como nos enseñó nuestro Comandante Tomás.

¡Otra vez al trabajo, otra vez al combate! Pero algo pasó. Algo incomprensible. Un misterio.

En algún punto el SH volvió a ser olvidado. Los “acuerdos tácticos” con nuestros adversarios y enemigos de clase, parece que pesaron más. 

Las alianzas coyunturales se volvieron permanentes y los coyotes, que normalmente sobreviven de la carroña y las presas menores, olfatearon flaquezas y falencias en animales grandes, se envalentonaron y exigieron, además de carne, leyes en contra de los pobres y Poder. Insaciables y fieles a su instinto oligarca y traidor prepararon el gran golpe, con la certeza que (cómo en Guatemala y Chile) podían dale vuelta a la tortilla.

Pero otra vez, humildemente, el Sandinismo Histórico se mantuvo firme a su Partido y su liderazgo y cuando fue necesario y el Comandante dió la orden, salió a defender su revolución una vez más. 

Y acá está, listo como siempre, disciplinado, esperando las órdenes para marchar al combate o asumir cualquier tarea por dura que sea.

Para los que no sabían, ese es el Sandinismo histórico (viejos, jóvenes, hombres y mujeres), que respeta y cuida la memoria de nuestros héroes y mártires y es piedra inamovible del Frente Sandinista de Liberación Nacional. 

Ahora ya lo saben y que no se les olvide.


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